miércoles, 9 de octubre de 2013

Merluza a lo frank sinatra o my way



Tengo la desgracia o la suerte, no se, de que me gusta todo. Si me pongo a pensar en preferidos la primera idea que visualizo es un plato de huevos fritos con patatas recien hechas. Para mi no hay nada comparable; ese mojeteo en la yema, esas patatas que te queman pero que te llenan el paladar de recuerdos y de sabores perfectamente definibles y esa grasilla, si, siiii, lo confieso, esa grasilla que se mezcla al final en el plato  con restos de la yema, arrastrada con un buen trozo de buen pan, me hace poner los ojos en blanco, pero..... A pesar de ese arrebato casi casi a lo Santa Teresa, también puedo visualizar un montón más de cosas apetecibles y entre  ellas he de reconocer que el pescado se lleva la palma. 

Por lo tanto, siendo coherente, hoy quiero presentaros una receta que siguiendo nuestras normas, es fácil y casi casi instantánea.

Bueno, estamos de acuerdo. No es un plato barato, ni recomendado para cuando tenemos muchos comensales, ni para zampabollos adolescentes que se comportan como termitas en la mesa. Es un plato ideal para un encuentro con amigos preocupados por la dieta, que tomado después  de unos aperitivos un poquito contundentes y una buena ensalada resulta perfecto. Si además nos acompañamos de un buen vino blanco fresquito el éxito está asegurado. 

Y no, no admite, bueno, yo no admito, que el pescado sea congelado. Que no. Hoy me he levantado intransigente.
También he debido levantarme peleona porque releo lo escrito y veo que la palabra NO se repite como si se tratara de un mantra.

Dejémoslo así que arreglarlo va a ser peor y pasemos a lo que nos interesa : La merluza y sus alrededores.

¡ preparados, listooos..... ¡ ya ! ¡ a la cocina !

El pescado puede ser merluza, o pescadilla, o corvina, en fin, cualquiera que pueda hacerse filetes y que no tenga espinas. Un trozo por comensal como los de la foto será suficiente.
En cuanto a las almejas, la cantidad depende de cómo os hayáis levantado de generosos, de lo que os gusten, del número de comesales.... Lo dejo a vuestro criterio.

Procedamos : en una cazuela o fuente de horno ponemos un buen chorrete de nuestro aceite, añadimos unos 3 dientes de ajo  fileteados hasta que se doren. Añadimos un vaso y medio de buen vino blanco y las almejas para que se abran. Retiramos las almejas y dejamos que el vino se reduzca hasta que el olor no sea agresivo. Retiramos los ajos o no, según nuestro gusto.

En esa misma cazuela colocamos el pescado, y lo metemos al horno que habremos precalentado a una temperatura de 200 grados más o menos. Cuando veamos que el pescado cambia de color y va poniéndose blanco apagamos el horno y dejamos que con el calor restante termine de hacerse.

Sacamos el pescado, rellenamos los huecos con las almejas y... La delicia está para comérsela

Que la risa se siente a vuestra mesa. Que disfrutéis de los placeres pequeños. Que os aproveche.

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